1 d’ag. 2020

Pandemia social
Las epidemias, por su llamamiento al estado de excepción y por la inflexible imposición de medidas extremas, son también grandes laboratorios de innovación social, la ocasión de una reconfiguración a gran escala de las técnicas del cuerpo y las tecnologías del poder. Foucault analizó el paso de la gestión de la lepra a la gestión de la peste como el proceso a través del que se desplegaron las técnicas disciplinarias de espacialización del poder de la modernidad. Si la lepra había sido confrontada a través de medidas estrictamente necropolíticas que excluían al leproso condenándolo si no a la muerte al menos a la vida fuera de la comunidad, la reacción frente a la epidemia de la peste inventa la gestión disciplinaria y sus formas de inclusión excluyente: segmentación estricta de la ciudad, confinamiento de cada cuerpo en cada casa.
Las distintas estrategias que los distintos países han tomado frente a la extensión de la Covid-19 muestran dos tipos de tecnologías biopolíticas totalmente distintas. La primera, en funcionamiento sobre todo en Italia, España y Francia, aplica medidas estrictamente disciplinarias que no son, en muchos sentidos, muy distintas a las que se utilizaron contra la peste. Se trata del confinamiento domiciliario de la totalidad de la población. Vale la pena releer el capítulo sobre la gestión de la peste en Europa de Vigilar y castigar para darse cuenta que las políticas francesas de gestión de la Covid-19 no han cambiado mucho desde entonces. Aquí funciona la lógica de la frontera arquitectónica y el tratamiento de los casos de infección dentro de enclaves hospitalarios clásicos. Esta técnica no ha mostrado aún pruebas de eficacia total.
La segunda estrategia, puesta en marcha por Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Hong-Kong, Japón e Israel supone el paso desde técnicas disciplinarias y de control arquitectónico modernas a técnicas farmacopornográficas de biovigilancia: aquí el énfasis está puesto en la detección individual del virus a través de la multiplicación de los tests y de la vigilancia digital constante y estricta de los enfermos a través de sus dispositivos informáticos móviles. Los teléfonos móviles y las tarjetas de crédito se convierten aquí en instrumentos de vigilancia que permiten trazar los movimientos del cuerpo individual. No necesitamos brazaletes biométricos: el móvil se ha convertido en el mejor brazalete, nadie se separa de él ni para dormir. Una aplicación de GPS informa a la policía de los movimientos de cualquier cuerpo sospechoso. La temperatura y el movimiento de un cuerpo individual son monitorizados a través de las tecnologías móviles y observados en tiempo real por el ojo digital de un Estado ciberautoritario para el que la comunidad es una comunidad de ciberusuarios y la soberanía es sobre todo transparencia digital y gestión de big data.
Pero estas políticas de inmunización política no son nuevas y no han sido sólo desplegadas antes para la búsqueda y captura de los así denominados terroristas: desde principios de la década de 2010, por ejemplo, Taiwán había legalizado el acceso a todos los contactos de los teléfonos móviles en las aplicaciones de encuentro sexual con el objetivo de “prevenir” la expansión del sida y la prostitución en Internet. La Covid-19 ha legitimado y extendido esas prácticas estatales de biovigilancia y control digital normalizándolas y haciéndolas “necesarias” para mantener una cierta idea de la inmunidad. Sin embargo, los mismos Estados que implementan medidas de vigilancia digital extrema no se plantean todavía prohibir el tráfico y el consumo de animales salvajes ni la producción industrial de aves y mamíferos ni la reducción de las emisiones de CO2. Lo que ha aumentado no es la inmunidad del cuerpo social, sino la tolerancia ciudadana frente al control cibernético estatal y corporativo.
La gestión política de la Covid-19 como forma de administración de la vida y de la muerte dibuja los contornos de una nueva subjetividad. Lo que se habrá inventado después de la crisis es una nueva utopía de la comunidad inmune y una nueva forma de control del cuerpo. El sujeto del technopatriarcado neoliberal que la Covid-19 fabrica no tiene piel, es intocable, no tiene manos. No intercambia bienes físicos, ni toca monedas, paga con tarjeta de crédito. No tiene labios, no tiene lengua. No habla en directo, deja un mensaje de voz. No se reúne ni se colectiviza. Es radicalmente individuo. No tiene rostro, tiene máscara. Su cuerpo orgánico se oculta para poder existir tras una serie indefinida de mediaciones semio-técnicas, una serie de prótesis cibernéticas que le sirven de máscara: la máscara de la dirección de correo electrónico, la máscara de la cuenta Facebook, la máscara de Instagram. No es un agente físico, sino un consumidor digital, un teleproductor, es un código, un pixel, una cuenta bancaria, una puerta con un nombre, un domicilio al que Amazon puede enviar sus pedidos.
Uno de los desplazamientos centrales de las técnicas biopolíticas farmacopornográficas que caracterizan la crisis de la Covid-19 es que el domicilio personal —y no las instituciones tradicionales de encierro y normalización (hospital, fábrica, prisión, colegio)— aparece ahora como el nuevo centro de producción, consumo y control biopolítico. Ya no se trata solo de que la casa sea el lugar de encierro del cuerpo, como era el caso en la gestión de la peste. El domicilio personal se ha convertido ahora en el centro de la economía del teleconsumo y de la teleproducción. El espacio doméstico existe ahora como un punto en un espacio cibervigilado, un lugar identificable en un mapa google, una casilla reconocible por un dron...
En Vigilar y castigar, Michel Foucault analizó las celdas religiosas de encierro unipersonal como auténticos vectores que sirvieron para modelizar el paso desde las técnicas soberanas y sangrientas de control del cuerpo y de la subjetivad anteriores al siglo XVIII hacia las arquitecturas disciplinarias y los dispositivos de encierro como nuevas técnicas de gestión de la totalidad de la población. Las arquitecturas disciplinarias fueron versiones secularizada de las células monacales en las que se gesta por primera vez el individuo moderno como alma encerrada en un cuerpo, un espíritu lector capaz de leer las consignas del Estado. Cuando el escritor Tom Wolfe visitó a Hefner dijo que este vivía en una prisión tan blanda como el corazón de una alcachofa. Podríamos decir que la mansión Playboy y la cama giratoria de Hefner, convertidos en objeto de consumo pop, funcionaron durante la guerra fría como espacios de transición en el que se inventa el nuevo sujeto prostético, ultraconectado y las nuevas formas consumo y control farmacopornográficas y de biovigilancia que dominan la sociedad contemporánea. Esta mutación se ha extendido y amplificado más durante la gestión de la crisis de la Covid-19: nuestras máquinas portátiles de telecomunicación son nuestros nuevos carceleros y nuestros interiores domésticos se han convertido en la prisión blanda y ultraconectada del futuro.
Mutación o sumisión
Pero todo esto puede ser una mala noticia o una gran oportunidad. Es precisamente porque nuestros cuerpos son los nuevos enclaves del biopoder y nuestros apartamentos las nuevas células de biovigilancia que se vuelve más urgente que nunca inventar nuevas estrategias de emancipación cognitiva y de resistencia y poner en marcha nuevos procesos antagonistas.
Contrariamente a lo que se podría imaginar, nuestra salud no vendrá de la imposición de fronteras o de la separación, sino de una nueva comprensión de la comunidad con todos los seres vivos, de un nuevo equilibrio con otros seres vivos del planeta. Necesitamos un parlamento de los cuerpos planetario, un parlamento no definido en términos de políticas de identidad ni de nacionalidades, un parlamento de cuerpos vivos (vulnerables) que viven en el planeta Tierra. El evento Covid-19 y sus consecuencias nos llaman a liberarnos de una vez por todas de la violencia con la que hemos definido nuestra inmunidad social. La curación y la recuperación no pueden ser un simple gesto inmunológico negativo de retirada de lo social, de cierre de la comunidad. La curación y el cuidado sólo pueden surgir de un proceso de transformación política. Sanarnos a nosotros mismos como sociedad significaría inventar una nueva comunidad más allá de las políticas de identidad y la frontera con las que hasta ahora hemos producido la soberanía, pero también más allá de la reducción de la vida a su biovigilancia cibernética. Seguir con vida, mantenernos vivo como planeta, frente al virus, pero también frente a lo que pueda suceder, significa poner en marcha formas estructurales de cooperación planetaria. Como el virus muta, si queremos resistir a la sumisión, nosotros también debemos mutar.
Es necesario pasar de una mutación forzada a una mutación deliberada. Debemos reapropiarnos críticamente de las técnicas de biopolíticas y de sus dispositivos farmacopornográficos. En primer lugar, es imperativo cambiar la relación de nuestros cuerpos con las máquinas de biovigilancia y biocontrol: estos no son simplemente dispositivos de comunicación. Tenemos que aprender colectivamente a alterarlos. Pero también es preciso desalinearnos. Los Gobiernos llaman al encierro y al teletrabajo. Nosotros sabemos que llaman a la descolectivización y al telecontrol. Utilicemos el tiempo y la fuerza del encierro para estudiar las tradiciones de lucha y resistencia minoritarias que nos han ayudado a sobrevivir hasta aquí. Apaguemos los móviles, desconectemos Internet. Hagamos el gran blackout frente a los satélites que nos vigilan e imaginemos juntos en la revolución que viene.

https://elpais.com/elpais/2020/03/27/opinion/1585316952_026489.html?ssm=FB_CC&fbclid=IwAR0T6Pg6EL6LTjVB0NGUIj2f_7fao1WHDDsE9zGKKYJZwlBDDkLJG9Wi6e4

RECORDATORI
El Dr. Andreu Segura* recomanava com a Director d l’Àrea de salut Pública del Institut d’ d'Estudis de la Salut de Catalunya
Que no espot dir que no és impossible adquirir la grip aviar a partir del consum de carn d’aus de corral contaminades, quan hi hagi contagis animals perquè hagin menjat d’aquestes carns.

Les recomanacions d’hàbits per a la presentació i manipulació d’aliments front al risc d’infecció per virus de la grip H5N1, H5N2, H7N2 i altres són les mateixes que les de manipular les carns per fer  front a la salmonel·la , tan en relació al rentat de mans, d’instruments i de superfícies; de cuinar la carn, els seus derivats i els ous fins a arribar a mésde82.2graus Celsius.

Així mateix, el doctor Andreu Segura recorda que les epidèmies víriques van fer la seva aparició després del neolític, quan els humans van començar a conviure amb animals domèstics en gran nombre, i en assentaments fixes. La nostre manera de relacionar-nos amb l’entorn animal és el que fa que les malalties infeccioses que s’originen en ells, ja siguin aus, rates o mosquits, esdevinguin pandèmies de difícil control.

L’origen de les pestes i infeccions que esdevenen pandèmies són zoonosis, és adir malalties dels humans d’origen animal.

* Andreu Segura Benedicto. Doctor en Medicina. Metge especialista en Salut Pública. Jubilat. Actualment vocal del Comitè de Bioètica i dels consells assessors de salut pública i de l'estratègia d'atenció primària i salut comunitària. Editor convidat en salut comunitària de Gaceta Sanitaria. Coordinador dels grups de treball sobre ètica i salut pública i Anàlisi i Prevenció de la Iatrogènia de SESPAS.


Rebecca Wild, pedagoga a Equador que ha creat el centre d’aprenentatge Pestalozzi en honor al pedagog, i que actualment dirigeix una petita vall anomenada “El Valle Del León Dormido” on no només hi ha creada l’escola sinó és tota una petita societat treballant així doncs amb les famílies i convivint-hi constantment. En aquesta web es pot veure el vídeo on clarament s’observa la manera de treballar que tenien els infants en el Pestalozzi i concretament, ens hem inspirat i ens serveix d’ajuda per recolzar les idees que teníem per funcionar en relació a les línies pedagògiques proposades, com és el cas de : que es diguin a terme activitats no només mentals sinó que requereixen un esforç físic, que les activitats realitzades es duguin a terme intercicles.

VIVIM LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS COVIT-19
APROXIMACIÓ A LA HISTÒRIA DE LES EPIDÈMIES
 A mesura que la població veia acostar-se problemes de salut que ens afecten per un període limitat augmenta la preocupació i el pes de l’opinió pública en la salut , però encara augmenta més en la presa de decisions preventives o de contenció el pes dels diversos sectors econòmics i polítics.
En el cas de el problema de salut de les epidèmies infeccioses el debat sobre el contagi es va anar obrint pas en el passat, i va adquirir un rerefons econòmic i polític que va tibar el seu pes sobrepassant el de la raó científica.
La teoria del contagi de entre les persones, animals i essers vius malalts quan no es disposa de tractaments efectius ens proposa solucions profilàctiques com quarantenes, cordons sanitaris i fumigacions cosa que és un obstacle al creixement de la circulació de mercaderies i de persones.
Recordem que el liberalisme econòmic és contrari a la regulació.
Si no caiem en el dogmatisme lliberal, un cop detectades les senyals del problema contagiós de salut, en una ciutat o lloc, cal anar ràpid a acordonar o tancar el territori, ja que en qüestió de dies caldrà fer-ho en un territori més ampli. Així veiem que als pocs dies del tancament d’Italia ha començat el d’Espanya amb el tancament de centres educatius, universitat, residències i casals d’avis, llocs de reunió i aglomeració...
Quan hi ha coneixement d’irregularitats per mala vigilància o suborn es multiplica la població i el territori a aïllar.
Per estudiar la situació dels llocs sans, dels llocs habitables, dels llocs que a evitar i dels llocs amb poblacions malaltes es realitzen investigacions empíriques en estudis geogràfics i estadístics sobre l’origen i desenvolupament de les epidèmies, des del segle XVIII en les “Geografies i topografies mèdiques” ( a França i Anglaterra abans que en castellà). Els primers estudis descrivien les variables meteorològiques i climàtiques, del terreny, l’aigua, l’aire, la societat, el temperament dels habitants del lloc i de les malalties que patien els habitants de París, Montpeller. Al segle XIX a partir dels estudis monogràfics de les ciutats es va enllaçar amb tractats generals d’higiene. Ja entrat aquest segle XIX, es centrà l’atenció dels estudis de l’espai on vivim i el medi ambient  en relació a les malalties infeccioses com mostren les obres de divulgació de l’època i el desenvolupament de la corrent Higienista. Ha sigut un antecedent de l’ecologia mèdica. Entenem l’impacte de malalties i epidèmies com a fenomen social.
La pobresa, l’excés de treball, la mala alimentació, la densitat dels habitatges i barris, factors econòmics i de salubritat els prioritzava el doctor vienès Joan Pere Franc al seu fulletó “ La misèria del poble, mare de malalties”, assenyalant que els barris pobres de les ciutats, les condicions de vida i treball, el llocs públics de reunió com mercats, escoles, esglésies, teatres com a focus de epidèmia.
Com veieu, en defensa pròpia i de la nostra comunitat tots podem aportar.
12 març 2020
Manuel Miralbell


Políticas laborales y de empleo en la crisis del coronavirus 

UN ARTÍCULO INTERESANTE
La crisis mundial provocada por el coronavirus es una las mayores amenazas conocidas para la salud de las personas, con gravísimas consecuencias para la economía y el empleo, que está poniendo en riesgo los medios de vida y el bienestar de millones de personas. La Organización Mundial de la Salud declaró el 11 de marzo la pandemia mundial provocada por el Covid-19, desde entonces se ha paralizado el mundo y el impacto sobre la población mundial está siendo brutal, dejando a la mitad de los habitantes de la Tierra en situación de confinamiento y produciendo letales consecuencias sobre las vidas de decenas de miles de personas.

Esta crisis tiene una naturaleza y dimensión muy diferente a las grandes crisis globales pasadas, ya que los riesgos son simétricos para todos los países. A su vez, la pandemia nos está descubriendo otra cara de la crisis, asociada a las debilidades y riesgos derivados de la falta de gobernanza de la globalización económica y de los procesos de deslocalización productiva, que han provocado el desabastecimiento a los mercados internacionales y la escasez de equipos e instrumental sanitario vitales para la lucha contra el virus. También ha sido alarmante la escasez de personal, la insuficiencia de las instalaciones sanitarias, la falta de equipos y medios técnicos como consecuencia de los recortes y de los procesos de privatización impuestos por las derechas con sus políticas neoliberales. Estas carencias de uno u otro sistema nacional de salud terminan debilitando la lucha mundial contra la pandemia.

Las medidas de confinamiento, las restricciones a la movilidad y la paralización de la actividad productiva aplicadas en la gran mayoría de los países se han reflejado en la caída del PIB y la pérdida de empleos, los mayores desde el inicio del siglo XX. El FMI, en su último informe sobre las Perspectivas de la Economía Mundial, proyecta un descenso de un 3% del PIB mundial este año, un retroceso del 7,5% para la zona euro y para nuestro país una caída del 8%. Más recientemente el BCE ha estimado que la economía de la zona euro podría caer entre un 9% y un 15%.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en un informe de primeros de abril sobre los efectos del Covid-19, prevé que a nivel mundial en el segundo trimestre de 2020 desaparezcan 195 millones de empleos a tiempo completo y a su vez también alerta de una enorme pérdida de ingresos para millones de trabajadores, con lo que estas previsiones superarían las consecuencias de la crisis de 2008.

Los datos ya conocidos de otros países van en la misma línea, como en EE.UU., donde el desempleo ha aumentado en las cinco últimas semanas en 26 millones de personas, lo que supone prácticamente la destrucción de todo el empleo creado desde la recuperación de la crisis de 2008. Ante la gravedad de esta situación cada vez hay un mayor consenso en que para salir de esta crisis es necesario superar las visiones locales y no repetir las políticas de austeridad aplicadas durante la última crisis financiera internacional. Pese a ello, en la UE se está evidenciando que sectores neoliberales del centro y norte siguen aferrados a las políticas erróneas e insolidarias que tanto sufrimiento produjeron a los pueblos del sur de Europa. Afortunadamente, el Consejo de Europa ha acordado la creación de un Fondo para la Reconstrucción económica y social.

La crisis del coronavirus ha tenido un impacto brutal en el mercado laboral de nuestro país, perdiendo a finales de marzo la Seguridad Social más de 800.000 afiliados. La caída ha sido histórica, prácticamente en 14 días se ha destruido el mismo número de empleos que se destruyeron en 101 días, entre octubre de 2008 a febrero de 2009, tras la caída de Lehman Brothers. El desempleo ha aumentado en marzo en 302.265 personas y el total de desempleados se sitúa en 3.548.312.

El principal reto hoy debe ser proteger la salud y la vida de las personas y hacer frente a las consecuencias económicas y sociales. Para ello el Gobierno ha puesto en marcha un potente plan de choque de medidas económicas y laborales, estimado en unos 200.000 millones de euros, para proteger a las empresas, autónomos y trabajadores. Las medidas persiguen proteger la salud, el sistema productivo y el trabajo, facilitando liquidez para empresas y autónomos, garantizando rentas a los trabajadores asalariados y autónomos, y con medidas específicas de protección social para las personas más vulnerables.

El el ámbito laboral las recientes medidas del Gobierno tienen unos objetivos muy claros: luchar contra la expansión del virus y amortiguar los efectos que está produciendo sobre las empresas y los trabajadores. Hay una diferencia sustancial entre las actuales medidas y las que se adoptaron durante la crisis de 2008, pues entonces estaban dirigidas a producir una devaluación interna para mejorar la competitividad de las empresas mediante la reducción de los costes laborales. Competitividad basada en la precariedad, los bajos salarios y abaratar y facilitar el despido, en definitiva la desregulación de los derechos laborales cuyo máximo exponente fue la reforma laboral de 2012, impuesta por el Gobierno del PP.

A partir de 2010 las políticas neoliberales impuestas por la UE a los países más golpeados por la crisis consistieron en recortes del Estado del Bienestar y de los servicios públicos, junto con contrarreformas laborales y de pensiones, lo que incrementó la caída de la demanda y se trasladó directamente a la destrucción de empleo. En España el desempleo superó los 6 millones de personas en 2013 por los despidos masivos y la rescisión de los contratos temporales. 

El objetivo principal de las medidas aprobadas por el Gobierno en esta crisis es proteger el empleo, y que el descenso de la  economía se traslade al ajuste de las capacidades de producción. Ello se está consiguiendo a través de los Expedientes de Regulación Temporal del Empleo (ERTE), ya sean de suspensión de los contratos o de reducción de jornada, y evitando la destrucción masiva de empleo con despidos colectivos mediante Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) o recurriendo a los despidos individuales. Por eso el Gobierno ha decretado que los ERTE como consecuencia del Estado de Alarma sean considerados de fuerza mayor, y a su vez también ha establecido la prohibición de los despidos a consecuencia del Covid-19. 

Esta cultura de proteger el empleo en situaciones de crisis es mayoritaria en los países de nuestro entorno, como por ejemplo en Alemania con la figura del Kurzarbeit, que a través de ayudas públicas estimula la reducción de jornada para mantener el empleo. Las medidas económicas, sociales y laborales aprobadas por el Gobierno desde el 12 de marzo con el Real Decreto-Ley 7/2020 hasta las más recientes del Real Decreto-Ley 15/2020, han permitido el mantenimiento del empleo: más de medio millón de empresas han podido acogerse a un ERTE  y reducir temporalmente sus costes salariales y de cotizaciones sociales; además, a las más de cuatro millones de personas trabajadoras afectadas se les ha protegido el empleo y sus rentas con las prestaciones por desempleo. 

También los autónomos, por primera vez en una crisis, han tenido cobertura ante la paralización de la actividad o por la disminución de ingresos, con una prestación extraordinaria por cese de actividad, que a 14 de abril daba a cobertura al 30% de los 3.134.893 afiliados del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social. 

Se han impulsado otras importantes medidas laborales y sociales, como la implantación del teletrabajo, o el permiso retribuido recuperable, que permitió paralizar la actividad en los sectores no esenciales para aumentar la eficacia en la lucha contra la pandemia. También se ha mejorado la protección de los fijos discontinuos y de los trabajadores con contrato temporal y se avanza en la implementación de medidas para las empleadas de hogar. Además se está trabajando para poner en marcha un Ingreso Mínimo Vital, con el fin de proteger a las personas vulnerables; esta medida permitiría ampliar nuestro sistema de protección social a cerca de un millón de personas.

El reto inmediato es seguir protegiendo el empleo mediante los ERTEs y dotar de liquidez a empresas y autónomos, así como preparar el proceso de desescalada, garantizando el cumplimiento de las medidas sanitarias, preventivas y de protección a las personas trabajadoras. Igualmente son necesarios planes de choque específicos para los sectores del comercio, el turismo, el ocio y la cultura, los más dañados por esta crisis. En el proceso de un Acuerdo de país para la salida de la crisis económica y social es fundamental la intervención de las organizaciones empresariales y sindicales mediante el diálogo social, para la adopción de las medidas que permitan una pronta y justa recuperación.

Toni Ferrer
Secretario de Empleo y Relaciones Laborales del PSOE
Senador por Madrid
24-4-20

Pensamientos en voz alta en tiempos de Pandemia
UN ARTÍCULO INTERESANTE:

Pensamientos en voz alta en tiempos de Pandemia.
Nuestro planeta azul también llamado Gaia, en honor a la diosa griega que da nombre a la Tierra, se comporta según los ecologistas como un superorganismo, un sistema altamente organizado, donde la vida, el componente diferenciador que lo distingue dentro del sistema solar, se autorregula mediante condiciones como la temperatura, la salinidad de los océanos, la composición de la atmósfera o los propios organismos que forman la Biosfera. En el superorganismo de Gaia hay sistemas que permiten esa autorregulación, que permiten mantener las condiciones para la vida en unos márgenes muy constantes, en una especie de homeostasis, parecida a los sistemas que nos permiten mantener reguladas las condiciones de la vida a cada ser vivo, incluido nosotros mismos.
Cronologicamente el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud  (OMS) declaró que el coronavirus causante del Covid 19, ya podía definirse como pandemia, este nivel de alerta no define la virulencia de la enfermedad producida por el virus, sino su extensión geográfica planetaria.El relato de los medios de comunicación nos repetía sin parar miles de teorías desde las conspiranoicas hasta las que indicaban que la enfermedad había comenzado en un mercado  de Wuham, donde se sacrificaban todo tipo de animales a la vista, sin el más mínimo sentido de la compasión. Aparentemente el virus pasó al hombre através de animales exóticos como murciélagos o pangolines, la naturaleza nos devolvía el golpe de tanta destrucción del Ecosistema.
Podríamos decir  que Gaia respondía a la codicia del hombre, se tomaba revancha de  la mayor especie destructiva del medio ambiente, nos habíamos convertido en un virus, que estaba generando en la Tierra la sexta extinción masiva de especies animales. Esta vez no se trataba ni de meteoritos, ni de cambios climáticos ni de ningún otro fenómeno de carácter natural.
Los responsables, en este caso, eramos nosotros mismos los humanos,que habíamos llevado a la Tierra a su sexta oleada de extinción masiva.

El "rey de la creación", había abierto la caja de Pandora de todos los males, el Caos se avecinaba como cruel maleficio que se extendería como mancha de aceite por toda la humanidad, sembrando muerte a su paso sin distinción de raza ni condición social.
Pandemonium mundial,  distopías del caos.
Pandemonium era la ciudad y capital imaginaria del reino infernal, invención del escritor John Milton en su memorable obra del "Paraíso perdido" de 1667, fue contruída por ángeles caídos por indicación del demonio de la avaricia Mammón, y podría establecerse un paralelismo con nuestros días en ésta atribulada Tierra.

Ese ser oscuro, siguiendo el guión de la obra del escritor inglés, se alía con otros ángeles del mal como Satanás y Belcebú para luchar contra las huestes de Dios. La ciudad era imponente, sobrepasaba en tamaño a cualquier lugar habitado por humanos, no existía ningún palacio hecho por hombres que pudiera hacerle sombra, sin embargo era pequeña para las legiones de demonios y tenían que aumentar su inconsensurable tamaño sin parar, pues no cabían todos en ella.

En la Edad Media, Mammón fue personificado comúnmente como el demonio de la avaricia, de la riqueza y de la injusticia. Según el texto, fue el encargado de sembrar en el hombre la codicia de excavar la tierra para extraer de ella sus tesoros. Una buena metáfora para describir nuestros tiempos actuales, de concentración de riqueza ilimitada, de desigualdades y pobrezas indignantes.
Antecedentes de la Pandemia de Gripe Porcina, el diablo vuelve a meter la cola
Es importante recordar que la anterior declaratoria de pandemia, antes de la actual Covid 19, realizada por la (OMS) fue en 2009 con la expansión de la influenza AH1N1 (Gripe Porcina), el miércoles 11 de Junio de ese año, esa organización dependiente de Naciones Unidas, la clasificó como de nivel alerta seis, es decir pandemia en curso.
Gran cantidad de artículos en su momento criticaron el manejo político de la denominada gripe porcina, por parte de la OMS, como de los ministerios de salud de muchísimos países, por la alerta sanitaria mundial que se genero falsamente, así como los intereses económicos que determinaron la definición de pandemia, vacunación y antivirales.
El Consejo de Europa investigó sobre la implicancia de la OMS y la influencia de la industria farmacéutica, sostenía que el alerta de pandemia fue impulsado por las empresas farmaceúticas para recuperar las inversiones que habían realizado en investigación.
El epidemiólogo Dr. Wolfgarg Wodarg, quien fue presidente de la subcomisión de salud del Consejo de Europa, que promovió la investigación, acusó a esta "Farmafia" de " organizar una psicosis": enunció que"se ha querido utilizar nuevos productos patentados en lugar de poner a punto vacunas según los métodos tradicionales de fabricación, mucho más simples, fiables y económicos. No hay para ello ninguna razón médica, unicamente cuestiones de marketing".

Los otros virus de la Extrema derecha y el Yihadismo.
La pandemia, por otra parte ha dado dolor de cabeza a los expertos en terrorismo en los últimos tiempos. Una gigantesca profusión de propaganda y de mensajes extremistas en plataformas y canales digitales, tanto en los encriptados como en los más populares y de uso común, ha estado ganando, a cuenta de la Covid-19, nuevos adeptos para la extrema derecha más violenta y para el yihadismo, con llamamientos a socavar el orden o el desorden mundial y facilitar su destrucción para que surja uno nuevo, más cercano a sus ideales .
Estos son otros de los  males o virus reforzados en tiempos de pandemia, además del malestar económico que nos acompañará por un largo período. No está de más recordar que ambos virus de odio, se retroalimentan y son funcionales al crecimiento de su supuesto opuesto.
No hay ningún ocultamiento en el pensamiento de los defensores del cuanto peor, mejor. Para los de extrema derecha, detrás del coronavirus están los chinos. Gran amplificador de este mensaje fue el presidente norteamericano Donald Trump, Xi Jimping presidente de la Rep popular China sería una nueva encarnación del malvado Fu Manchú y su objetivo es la conquista del planeta, conjuntamente con el no menos diabólico judío internacional George Soros, cerebro visible de los poderes ocultos detrás de las bambalinas.
Todo es una conspiración.Lo que de verdad se trata, es de aprovechar la oportunidad de acelerar la decadencia del sistema actual.
Investigadores particulares y centros de análisis como el CSIS de Washington, el ISD de Londres,el ICG de Bruselas  o la Comisión Europea y la ONU han llegado a las mismas conclusiones sobre el incremento de la propaganda extremista y sus amenazas.
Teóricos europeos y norteamericanos coinciden en considerar la amenaza de la ultraderecha con sus características a uno y otro lado del Atlántico como la más evidente, ya que ha ido creando un caldo de cultivo al apuntar como responsables del virus a inmigrantes, musulmanes y judíos.
Según el Institute for Strategic Dialogue (ISD), de Londres, los seguidores de canales supremacistas en Telegram aumentaron exponencialmente, y uno en concreto dedicado a la Covid-19 registró un incremento de usuarios cercano al 1000% en abril.La audiencia de los canales yihadistas también ha crecido con la pandemia, a un nivel similar al que se registró tras los atentados de París, Bruselas o Niza. En noviembre del 2019, Europol liquidó miles de cuentas en Telegram del entorno de apoyo del Estado Islámico (EI), que tuvo que migrar a otros canales, pero ahora ha vuelto a esa plataforma, y con fuerza.
La capacidad del EI para ganar apoyos se ha extendido poderosamente  debido a la descentralización de plataformas en las que usan muchas más aplicaciones para difundir propaganda, inspirar a otros, radicalizar y reclutar seguidores. Para la comunidad de inteligencia es difícil seguirlos porque cada vez hay más y en más plataformas que antes,  se trata de una amenaza severa.
A medida que el EI busca ampliar su geografía, centrándose ahora mismo en varios países africanos y en Asia con el caso específico de Filipinas, sus seguidores están abriendo sus propios canales y grupos en sus lenguas locales. Aunque el árabe sigue siendo dominante, hay más idiomas en juego y abarcan todas las redes de apoyo. Las noticias oficiales se generan en árabe pero ahora hay más seguidores que las traducen y divulgan.
Hace un tiempo, Omar Mohamed, antes conocido como Mosul Eye, el hombre que transmitía al mundo lo que ocurría en la ciudad iraquí ocupada por Estado Islámico, decía :" esta es la era del califato digital… Pueden atacar en cualquier parte. Ahora son más peligrosos”. . El nuevo califa, Abu Ibrahim al Hasimi, es mencionado muy rara vez,  sobre todo cuando se anunció su nombramiento en octubre pasado, por lo que se interpreto que tiene una posición y un liderazgo diferente en comparación con Al Bagdadi. Al Hashimi es el jefe de un movimiento global más que de un proyecto de Estado.
Europa, sin embargo, no parece ser ahora mismo el objetivo prioritario de Estado Islámico sino su expansión por territorios hasta ahora periféricos, como África o Filipinas. Una contabilidad del observatorio estadounidense SITE habla de 80 ataques recientes en nueve países.En Irak, Estado Islámico ha estado golpeando en los últimos meses a las fuerzas de seguridad y a las milicias chiíes en diversos y cruentos ataques. No es algo que tuviera que ver con el virus pero el momento ha sido propicio, al demostrar actividad en plena pandemia. Ésta, en opinión de Rita Katz, directora de SITE, “representa muy buenas oportunidades para el reclutamiento”. Las condiciones en Siria de sus 10.000 excombatientes en las cárceles kurdas y de cerca de 66.000 personas, mujeres y niños, que siguen hacinadas en el campo de Al Hol sin una mínima salubridad y con escasos suministros, son utilizadas estos días por los yihadistas en su propaganda, haciendo llamamientos a liberarlos a todos. Y, por supuesto, Estado Islámico acusa a los estados árabes de ineficiencia en la lucha contra la Covid-19.

El secretario general de la ONU, António Guterres, formuló serias advertencias a finales de abril en un encuentro sobre juventud, paz y seguridad. Recordó que ya antes del coronavirus “uno de cada cinco jóvenes no estaba recibiendo educación ni preparación para trabajar o carecía de un empleo, y uno de cada cuatro está afectado por situaciones de violencia o conflicto” osea la friolera suma de 400 millones. La pandemia agravará mucho más esta situación. Los extremistas, aprovechan los estados de confinamiento, en que los jóvenes pasan más tiempo que nunca conectados a medios electrónicos, para expandir el odio. Un “tsunami de odio y xenofobia”, insistía días posteriores Guterres.
El observatorio The Soufan Center ha apuntado a este respecto que los extremistas tienen también como objetivo a los jugadores en red los Gamers , que son 1.800 millones de personas en el mundo. A finales de marzo las ventas de videojuegos se incrementaron un 43% en una semana, mientras que en el área poco explorada de los criptojuegos que se pagan en criptomonedas, su consumo subió casi un 50% ese mes, con unos 400.000 usuarios activos. Aunque en el pasado Al Qaeda había echado mano con habilidad de los videojuegos, ahora parece ser que neonazis y supramacistas blancos son los que están sacando partido de ellos. Mismos métodos, mismos objetivos para pensamientos supuestamente alejados, pero que apuntan al caos y destrucción de la convivencia de nuestra sociedad.

La extrema derecha a nivel planetario, como el virus del Covid 19,está atacando el núcleo mismo de la democracia. Cada comentario lleno de odio dirigido a refugiados, mujeres, judíos, extranjeros, y" otros distintos" , es un ataque al orden democrático que habitamos. Es por esto que la mayoría de la sociedad debería mostrar una genuina solidaridad y respeto por el "otro". Porque hemos aprendido de la historia que puede haber un tiempo en el que no haya nadie que pueda intervenir si este odio continúa enconándose y creciendo.


Son tiempos claves para la Humanidad, tiempos de crisis y de oportunidades, de replantamientos ante desafíos monumentales en los campos económicos, sociales, culturales, ecológicos que pueden determinar nuestro devenir como especie, en este insignificante grano azul  que habitamos "flotando" en la vastedad del Universo, al que llamamos Tierra.

Omar El Hakeh es Lic en Relaciones INternacionales, Master por la Fundación CIdob, miembro del Centro Euroárabe de Cataluña y de la Asociación Junts de Judíos y Palestinos.