Privatizaciones y gasificación de
Europa. Caos económico y salida política.
Espacioindependiente nº 473, jueves 1 de
septiembre, 2022
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La
privatización de empresas públicas y de sectores
económicos enteros, como el caso del sector energético en Europa, ha puesto a
la Unión Europea ante una situación imposible. Han empeorado las cosas después
del COVID y de la guerra de Ucrania. Con anterioridad a esta crisis total, se
hablaba de problemas estructurales en nuestra sociedad, se decía que algo iba
mal o muy mal; y ahora lo que va muy bien es el brutal enriquecimiento de los
especuladores a costa de la pérdida del poder adquisitivo de la mayoría social
como consecuencia de la inflación-especulación desatada.
No podemos entender la multiplicación
de precios al consumo en la mayor parte de países del mundo sino y a partir de
la subida general del precio de las energías. El origen de este movimiento hay
que buscarlo, entre otros factores, en las privatizaciones generalizadas e
impuestas por la Troika, tal y como se denomina al triunvirato de poderes que
rigen la economía mundial dependiente de los EEUU, a saber: el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.
Tratando de evitar la reducción de las
tasas de ganancia del capital, la Troika entendió que la venta masiva de bienes
de los Estados al capital privado podría abrir un periodo de renovación para la
mayor acumulación de capital. La Unión Europea, al servicio de los planes de la
Troika, no ha dejado de lanzar ofensivas privatizadoras tanto sobre Estados
miembros, cómo con los que mantiene relaciones privilegiadas.
Durante décadas la recomendación a los
Estados, por parte de quienes manipulan la economía mundial al servicio del
gran capital, ha sido la de privatizar, privatizar y privatizar…
Cuando en medio de la sequía más
fuerte que se conoce desde que se tienen registros, se informa de que las
grandes empresas eléctricas privatizadas manejan a su antojo el vaciado de los
pantanos para producir la energía eléctrica más barata, vendiéndola como la más
cara, es hora de relacionar especulación con las privatizaciones. Todo gracias
a las políticas de Bruselas, que permite facturar a las empresas toda la
energía que producen al precio de la que les resulta más cara, como es ahora la
energía producida con gas. También fue gracias a las políticas de Bruselas como
se estableció la condición de las privatizaciones en cadena, generando un
verdadero oligopolio en sectores como el eléctrico, el energético y otros; de
tal manera que hoy en día fijan sus precios especulativos con la complicidad de
los gobiernos.
Hemos de remontarnos a 1996, el último
año del largo gobierno de Felipe González que comenzó en 1982, para encontrar
el punto de partida de las políticas de privatización en España al dictado de
la Unión Europea. Se puso a precio de regalo importantes empresas públicas como
Enagas, Repsol, Gas Natural… Privatizaciones que continuaron de forma general a
partir de 1997 con el gobierno de Aznar. Como evidencia de qué es lo que se
buscaba con esas privatizaciones, hemos de poner en claro que entre los años
2000 y 2018 el precio del KW/h aumentó un 150%, pasando de 30 a 75 euros. Ahora
anda por los 450.
El gobierno del PP de Aznar extendió
el plan de privatizaciones a otras empresas y sectores, como fue el caso de
Telefónica, Argentaria, Tabacalera, Red Eléctrica, Iberdrola, Aena…, apoyado en
la exigencia de la Unión Europea del cumplimiento en materia de déficit
público, que establecieron los planes de Maastricht.
Zapatero por el PSOE, y Rajoy por el
PP continuaron con esa primera oleada de privatizaciones de grandes empresas
públicas. Se vendieron dichas empresas muy por debajo de su valor real, y a
puerta cerrada, de acuerdo con los compradores, estableciendo así verdaderos
monopolios privados de tipo clientelar; entregando la mayoría de las acciones a
grupos financieros internacionales y fondos buitre. Esa ofensiva no ha acabado
y trata de barrer con todo lo público, tal como sucede ahora con la sanidad,
con el agua, con las viviendas públicas y con las mismas pensiones públicas en
beneficio exclusivo de los banqueros.
Los monopolios, al calor de la crisis
actual, han puesto de manifiesto su capacidad para subir indefinidamente los
precios, generando costos imposibles para pequeñas y medianas empresas, así
como para millones de trabajadores, que por ello exigen la subida de salarios y
pensiones en relación con la subida de los precios. Una ola general de huelgas
se ha desatado en Inglaterra, como no se conocía desde hace cuarenta años. El poder
y complicidad de los oligopolios y los gobiernos ha multiplicado la corrupción
política e institucional, hasta tal punto que la misma Comisión Europea se ha
visto obligada a hablar de la necesidad de proceder a la “intervención de los
precios del mercado eléctrico”, del gas y de los combustibles en general, acusando
a Putin de ser el responsable de la crisis. Pero son los oligopolios los que
han triplicado sus beneficios económicos.
En reciente reunión en Alemania del
gobierno tripartito del canciller Scholz, a la que fue invitado el presidente
español, Sánchez, el primero puso el grito en el cielo manifestando que “el
precio del mercado energético no tiene sentido y no está justificado”. Sánchez
fue invitado a la reunión en tanto que ha tratado de aportar propuestas
alternativas a la crisis energética, como ha sido el caso de la “excepción
ibérica”, lo que permite parcialmente no vincular el precio del kilovatio al
del gas, o la propuesta de ampliación del gasoducto que quedó parado hace años
en los Pirineos por falta de presupuesto (Proyecto MidCat). En España existe la
posibilidad de regasificación del 30% del gas que necesita Europa. El gasoducto
que se pretende retomar para vincular, gasísticamente hablando, Europa desde
Portugal hasta las fronteras rusas, también podría transportar hidrógeno
combustible, para lo que se exige la financiación pública europea.
Hay que señalar que todos los
partidarios del gas licuado buscan cómo incrementar el negocio si cabe, ya que
puede acabar el suministro de gas barato a Europa desde Rusia, que ahora supone
el 40% del consumo, y ello desde este mismo invierno. La misma presidenta de la
Comisión de la UE ha convocado una reunión extraordinaria “para intervenir el
mercado eléctrico frente al chantaje ruso”. Ahora va a resultar que Putin es
también el culpable de las privatizaciones de las empresas energéticas de la UE
y del oligopolio constituido. Este conflicto también se debatirá el próximo
martes en el Senado, tratando de convertirlo en un debate exclusivo entre
partidos privatizadores que promueven la corrupción clientelar.
La “intervención” del mercado
energético está sobre la mesa de las principales instituciones, y debería
abarcar precios y empresas que conforman el oligopolio energético. Tratan de
reordenar su negocio con financiación pública sobre el gas, que en buena parte
aportará los EEUU a muy alto precio y de muy baja calidad.
Los partidarios del socialismo y de la república
entendemos que acabar con el caos energético pasa por revertir las
privatizaciones acabando con los oligopolios, exigiendo la expropiación de
dichas empresas, su necesaria nacionalización sin indemnización para los
especuladores, preservando los derechos de los pequeños accionistas. Expropiación
que exige una nueva dirección con el control obrero y sindical.
La movilización convocada en defensa
de las pensiones públicas del próximo 15 de octubre, debe extenderse a todo lo
público, por la expropiación del oligopolio eléctrico, de gas y combustibles,
haciendo frente a la crisis económica y política del régimen de la monarquía. La
defensa de todo lo público debe impulsar la exigencia de un referéndum legal y
vinculante sobre monarquía o república.
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